VIVA

Trauma psicológico: señales de alerta y cuándo buscar ayuda

Lectura de 10 minutos
Un trauma psicológico es una respuesta emocional a un evento altamente estresante y angustiante. Se trata de un proceso normal que permite recuperarse y readaptarse luego de lo que pasó. Ejemplos de eventos traumáticos son:

  • Ser víctima de un crimen violento
  • Ser víctima de un accidente automovilístico
  • Recibir agresión física o sexual
  • Vivir en una zona de guerra
  • Vivir en una zona de desastres naturales

Además de estas situaciones que amenazan la existencia misma, hay situaciones que, si bien no representan un peligro vital, pueden despertar una fuerte angustia y devenir en un trauma. El abandono parental, los conflictos familiares y el acoso escolar pueden ser eventos traumáticos para algunas personas.

Los eventos traumáticos son algo más común de lo que parece. Según la Organización Mundial de la Salud, al menos el 70% de la población mundial va a experimentar un evento traumático durante su vida. La mayoría se va a recuperar de manera natural con el tiempo. Se estima que solo el 5.6% va a desarrollar un trastorno de estrés postraumático (TEPT) u otros problemas de salud mental graves.

Una de las claves para manejar un trauma de manera saludable es entender lo que sucede en la mente y cuerpo. Todo tiene un porqué, no es que se está perdiendo la cordura. 

Aprende en este artículo sobre los síntomas de trauma psicológico más frecuentes y sus efectos. Entender lo que te sucede puede ayudarte a sentir más tranquilidad y seguridad luego de un evento traumático.

Mecanismo del trauma psicológico


El trauma psicológico es una respuesta a uno o varios eventos que una persona percibe como extremadamente estresantes o amenazantes. Frente a una amenaza o peligro, el cerebro activa la respuesta de estrés, preparando al cuerpo para huir o luchar.

Ahora bien, cuando una situación resulta tan amenazante y violenta, a la mente le resulta difícil entender e integrar lo que pasó al resto de los recuerdos y vivencias. Es como si la situación traumática quedase en otra dimensión. Comprender lo sucedido y darle un sentido puede llevar tiempo. En Psicología, este proceso se conoce como elaboración

Ahora bien, mientras se elabora el evento traumático, el cuerpo y la mente sufren distintas reacciones; reacciones que tienen tres objetivos principales:

  • Ayudar a procesar y entender lo que pasó.
  • Proteger la mente de la experiencia traumática.
  • Evitar emociones desagradables relacionadas con el evento traumático.

Estas reacciones no son agradables ni mucho menos, pero se las considera respuestas normales y adaptativas para superar el trauma. 

Síntomas de trauma psicológico


El trauma psicológico puede provocar una serie de reacciones emocionales, físicas, cognitivas y de comportamiento. La mayoría son inmediatas y suelen resolverse con algo de tiempo. En general, estas reacciones son respuestas normales y naturales para manejar un trauma; no son un signo de enfermedad mental.

Veamos las reacciones más frecuentes asociadas con un trauma psicológico:

Síntomas emocionales


Las reacciones emocionales pueden variar de persona a persona. Sin embargo, hay algunas que suelen aparecer en menor o mayor medida:

  • Sentimientos abrumadores de ira, miedo, ansiedad, tristeza y vergüenza. 
  • Desregulación emocional. Puede haber cierta o gran dificultad para regular las emociones mencionadas. Esto puede incluir dificultades para reconocer los sentimientos y expresarlos de manera saludable. En algunos casos, los sentimientos pueden ser negados por completo.
  • Entumecimiento. Este proceso se refiere a la disminución o ausencia de sentimientos o reacciones emocionales a situaciones que normalmente despiertan una emoción. 

Síntomas físicos


Muchas personas sufren de dolencias físicas luego de un evento traumático. Esto no se debe necesariamente a que se hayan lastimado o enfermado. El malestar en el cuerpo es más bien una forma de expresar angustia emocional. Este proceso se llama somatización. Aquí hay algunas de las somatizaciones más frecuentes:

  • Alteraciones del sueño. Esto incluye despertares tempranos, sueño inquieto, dificultad para conciliar el sueño y pesadillas relacionadas con el evento traumático.
  • Problemas gastrointestinales. Pueden aparecer dolores abdominales, diarrea, estreñimiento, náuseas y vómitos.
  • Problemas cardiovasculares. El estrés intenso asociado con el trauma puede elevar la presión arterial y la frecuencia cardíaca, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas. También pueden sentirse palpitaciones, dolor o sensación de opresión en el pecho.
  • Problemas neurológicos. El trauma puede manifestarse en forma de dolores de cabeza frecuentes, migrañas, mareos y, en algunos casos, entumecimiento u hormigueo en las extremidades.
  • Dolores musculares. Muchas personas experimentan tensiones y dolores musculares como resultado del trauma. Esto incluye rigidez en el cuello, hombros y espalda. En ocasiones, estas tensiones pueden derivar en contracturas musculares o espasmos.
  • Problemas respiratorios. La ansiedad provocada por el trauma puede conducir a una respiración superficial, sensación de falta de aire e hiperventilación. 
  • Problemas dermatológicos. La liberación continua de hormonas del estrés aumenta la sensibilidad de la piel, pudiendo producir o agravar erupciones, urticaria, eczema o psoriasis. 
  • Problemas urológicos. Esto incluye infecciones urinarias recurrentes, urgencia o frecuencia urinaria, o dolor durante la micción. 

Síntomas cognitivos


Las experiencias traumáticas pueden afectar las cogniciones, es decir, los pensamientos y procesos que suceden en la mente. Respecto a los pensamientos, estas son algunas formas en las que pueden verse afectados:

  • Errores de interpretación. Puede ocurrir que la persona crea erróneamente que una situación actual es peligrosa porque se parece, aunque sea en un aspecto muy pequeño, a su trauma anterior.
  • Culpa excesiva o inapropiada. En un intento de darle sentido a lo que sucedió, se puede caer en la trampa de culparse excesivamente, incluso cuando no se tuvo ningún tipo de responsabilidad.
  • Idealización. En los casos de abuso o violencia, a veces la persona traumatizada intenta justificar y suavizar la conducta del perpetrador.
  • Pensamientos y recuerdos intrusivos. Consiste en tener de manera súbita y sin haberlo deseado pensamientos y recuerdos asociados con el trauma. Estos pensamientos suelen ser muy desagradables y angustiantes.
  • Pensamientos negativos sobre sí mismo, el mundo y el futuro. El trauma puede llevar a las personas a verse a sí mismas como incompetentes o dañadas, a ver a los demás y al mundo como inseguros, y a ver el futuro como un lugar sin esperanza, creyendo, por ejemplo, que el sufrimiento personal continuará para siempre.
  • Hipervigilancia. Lo que antes parecía seguro, ahora se vuelve completamente inseguro. Esto hace que la persona vigile de manera exagerada las cosas a su alrededor y se exalte con más facilidad. 
  • Sentirse diferente de los demás. Los sobrevivientes de un trauma a menudo creen que los demás no comprenderán completamente lo que les sucedió, y pueden pensar que compartir sus sentimientos y pensamientos es inútil.

Respecto a los procesos que suceden en la mente, estos son algunos que pueden suceder luego de un trauma psicológico:

  • Flashbacks. Un flashback es la reexperimentación de un trauma como si estuviera ocurriendo en el momento, provocando reacciones similares a las que se tuvieron en el pasado. Otras formas en que las personas reexperimentan el trauma son a través de pesadillas y pensamientos intrusivos.
  • Disociación. La disociación es un proceso mental que desconecta los pensamientos, recuerdos, sentimientos y acciones de una persona. La mayoría de nosotros hemos experimentado disociación alguna vez. Esto ocurre cuando hacemos cosas en “modo automático” y no prestamos atención a nuestro alrededor. En el caso de un trauma, la disociación sucede como elemento protector. Su objetivo es crear una distancia entre la persona y el evento traumático para evitar sufrir.
  • Despersonalización. Relacionada con el punto anterior, este proceso se refiere a "salir psicológicamente del cuerpo," como si uno se observara sí mismo desde lejos.
  • Alucinaciones o delirios inducidos por el trauma. La persona puede experimentar alucinaciones y delirios cuyos contenidos se relacionan de alguna forma con el evento traumático. Por ejemplo, ve a una persona en un almacén y cree que es su madre (que murió en un accidente automovilístico) porque tiene la misma chaqueta del día que murió.

Comportamientos contraproducentes


Los traumas pueden alterar el comportamiento. A menudo, las personas se involucran en conductas contraproducentes para manejar el malestar emocional y otros aspectos angustiosos de la experiencia traumática. A continuación, algunos de estos comportamientos:

  • Recreación del trauma. Consiste en reexperimentar de distintas maneras un trauma, en un intento de dominarlo. Este intento de control no suele ser exitoso. Entre las conductas de recreación se incluyen: conductas autolesivas, hipersexualidad, exponerse a situaciones peligrosas o involucrarse en relaciones destructivas repetitivas.
  • Autolesiones. La autolesión es cualquier tipo de daño autoinfligido de manera intencional. A menudo, la autolesión es un intento de lidiar con la angustia. En ocasiones, puede ser una forma de llamar la atención o manipular a otros. Cortarse y quemarse son algunas de las formas más comunes de autolesión. A veces puede haber intentos de suicidio. 
  • Conductas autodestructivas. Esto incluye un gran abanico de comportamientos peligrosos, como la alimentación restrictiva o compulsiva, la conducción imprudente o la adicción al juego. Este tipo de comportamientos buscan controlar las emociones desagradables de culpa, ira, vergüenza y ansiedad.
  • Consumo de sustancias y automedicación. El uso y abuso de sustancias es uno de los métodos que las personas traumatizadas usan en un intento por recuperar el control emocional o evitar sentir emociones difíciles asociadas con su trauma.
  • Conductas de evitación. La persona comienza a evitar personas, lugares o situaciones para aliviar emociones, recuerdos o circunstancias desagradables. Al principio la evitación parece funcionar, pero con el tiempo aumenta el miedo y la ansiedad.

Las reacciones mencionadas son respuestas normales al trauma, pero eso no significa que no sean angustiosas o peligrosas para la salud. La mayoría de los sobrevivientes mejoran luego de un tiempo y pueden recuperar su bienestar y ritmo diario.

¿Cuánto duran los síntomas de trauma psicológico?


La duración de los síntomas de trauma puede variar considerablemente de una persona a otra y depende de varios factores, como la gravedad del evento traumático, el apoyo social disponible y la historia de vida previa al trauma. 

En general, los síntomas se desatan inmediatamente después del evento traumático y pueden durar desde unos días hasta varias semanas. A medida que la persona comienza a procesar lo ocurrido, los síntomas empiezan a disminuir.

En algunos casos, los síntomas pueden desaparecer durante un tiempo y luego volver a aparecer, especialmente si la persona enfrenta situaciones estresantes o que le recuerdan el trauma original.

¿Cuándo consultar con un profesional?


Si los síntomas de trauma psicológico son muy intensos o persisten luego de un mes, o si hay riesgo de hacerse daño a sí o a terceros, es conveniente consultar con un profesional de la salud mental. Puede que se haya desarrollado un trastorno de estrés postraumático (TEPT) u otro trastorno de salud mental.

 Algunos motivos para consultar con un terapeuta pueden ser:

  • Los síntomas emocionales, físicos, cognitivos o conductuales persisten durante más de un mes y no muestran signos de mejora.
  • Los síntomas son tan intensos que interfieren significativamente con la capacidad para llevar a cabo actividades diarias.
  • Se vuelve difícil controlar la ira, la ansiedad, la tristeza o el miedo.
  • Se experimentan flashbacks frecuentes, pesadillas recurrentes, o pensamientos intrusivos sobre el evento traumático.
  • Se practican conductas peligrosas o autodestructivas, como autolesiones, consumo de drogas o alcohol en exceso, o exposición a situaciones de riesgo.
  • Incapacidad de conectar emocionalmente con otras personas, incluso las que solían ser cercanas.
  • Se evita de manera persistente lugares, personas o situaciones que recuerdan al trauma.
  • Se experimentan pensamientos recurrentes de suicidio, desesperanza extrema, o la sensación de que no hay salida al sufrimiento.

¡El trauma puede superarse!


Los eventos traumáticos pasan. No afectan a todas las personas de la misma manera, pero lo esperable es que luego de un tiempo se pueda procesar el trauma y readaptarse a la vida. Mientras esto ocurre, es importante saber que puede darse un conjunto de síntomas físicos, emocionales, cognitivos y comportamentales. Ello no significa que se haya un trastorno de salud mental; es más bien un proceso normal que ayuda a la elaboración del trauma. Eventualmente los síntomas se disipan. A pesar de su utilidad, pueden ser molestos y angustiantes. 

No tienes por qué atravesar un trauma en soledad. El apoyo de tus seres queridos puede ser muy reconfortante. Si lo deseas, también puedes asistir a una psicoterapia. Un psicólogo puede ayudarte a entender lo que ocurrió y brindarte herramientas prácticas para superarlo.

Bibliografía

Más sobre Trauma y TEPT

Más sobre Trauma y TEPT   ❯