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Relaciones familiares: ¿cómo pueden impactar tus habilidades socioemocionales?

Lectura de 8 minutos
Cuando alguien reflexiona sobre su familia, puede tener distintas percepciones. Puede decir “Me llevo bien con mi familia” o “No me llevo muy bien con mi familia”. Puede haber una infinidad de matices en el medio. Pero detrás de esta pregunta hay varios elementos en juego.

De manera general, podemos decir que las relaciones familiares son el conjunto de interacciones, comunicaciones y dinámicas que se desarrollan entre los miembros de una familia. La manera en que ocurren estos elementos ayuda a decidir si una persona se lleva bien o mal con su familia.

Las relaciones familiares son un factor clave en muchos aspectos de la vida, incluyendo la manera en que una persona se ve a sí misma, percibe al mundo y se relaciona con él.

Una de las áreas donde más peso tienen es en las habilidades socioemocionales. Si bien estas habilidades, fundamentales para el bienestar general, se pueden aprender y mejorar en cualquier momento, es en los primeros años de vida y junto a la familia donde más se desarrollan.

Aprende en este artículo qué son las habilidades socioemocionales y de qué forma las relaciones familiares pueden incidir en ellas.

¿Qué son las habilidades socioemocionales?


Las habilidades socioemocionales son un conjunto de competencias que te ayudan a manejar tus emociones, relacionarte bien con los demás y tomar decisiones inteligentes en medio de una situación desafiante.

Cuando hablamos de competencias, nos referimos a una o varios comportamientos orientados a un fin; se trata de un “saber hacer”. Así, quienes tienen buenas competencias en matemáticas son hábiles haciendo cálculos y razonamientos de lógica, y quienes tienen buenas competencias deportivas se destacan en actividades físicas.
Las habilidades socioemocionales incluyen un gran abanico de competencias, como: 

  • Autoconocimiento
  • Asertividad
  • Empatía
  • Resiliencia
  • Autoconfianza
  • Regulación emocional 

Estas habilidades son extremadamente útiles para la gran mayoría de las áreas de tu vida. No solo mejoran tu bienestar mental, sino que también son clave para el éxito en el trabajo, en la universidad y en tus relaciones personales.

¿Cómo se desarrollan las habilidades socioemocionales?


Las habilidades socioemocionales se desarrollan a lo largo de la vida. Se van construyendo desde la primera infancia, y pueden mejorarse y perfeccionarse con los años si uno pone empeño en ello.

Ahora bien, ¿cómo se desarrollan? ¿Qué procesos intervienen?

El desarrollo de las habilidades socioemocionales ocurre a través de distintas experiencias con personas. Incluye la interacción con familiares, compañeros de la escuela, maestros, amistades, y más. 

Algunos procesos que intervienen en el aprendizaje de estas habilidades son la observación, el modelado y el reforzamiento.

La observación y el modelado son procesos complementarios. Básicamente consiste en mirar lo que hace una persona (observación) e imitarla (modelado). Estos procesos no siempre son conscientes, sobre todo en la niñez. Los niños pequeños aprenden lo que ven de sus cuidadores y lo repiten. En el caso de las habilidades socioemocionales es bastante evidente. Un niño que ve a un adulto gritar durante un conflicto es muy probable que aprenda a hacer lo mismo cuando se pelea con un amigo en la escuela.

Otro proceso clave es el reforzamiento, que se refiere a lo que sucede luego de hacer determinada conducta. El reforzamiento ayuda a afianzar o debilitar un comportamiento. Por ejemplo, si un niño recibe un elogio luego de ayudar con las tareas de la casa, es probable que vuelva a repetir esa acción en el futuro. Por el contrario, si es regañado por llorar, es probable que entienda que llorar es malo y que deje de hacerlo.

Las relaciones familiares y las habilidades socioemocionales


El hogar es el lugar número uno donde se aprenden las habilidades socioemocionales. Es a través de las interacciones con los padres, los hermanos y otros familiares cercanos que los niños van observando distintas formas de comportarse y las van adquiriendo. Cuanto más vean hacer una acción, es más probable que la empiecen a hacer ellos también. Y si luego de hacerla reciben algún tipo de recompensa, como un elogio o una muestra de afecto, es aún más probable que la siga haciendo. Esta regla de aprendizaje aplica para todo tipo de conductas, tanto las funcionales como las disfuncionales.

En el caso de las habilidades socioemocionales, las relaciones familiares ocupan un rol central. Es a través de estas relaciones que los niños aprenden una forma específica de comunicarse y expresarse, de comportarse frente a otros y de resolver retos. Al llegar a la adultez, muchos de estos patrones de comportamiento se sostienen y se repiten. Veamos algunas habilidades socioemocionales clave que están influenciadas en gran parte por las relaciones familiares:

Autoconocimiento


El autoconocimiento es, en muchas ocasiones, la madre de todas las habilidades socioemocionales. Es la capacidad de entender quién eres, qué sientes y por qué actúas de cierta manera. Saber cuáles son tus fortalezas y debilidades, qué te gusta y qué te incomoda, te permite tomar decisiones más alineadas con lo que realmente quieres y necesitas. Es como tener tu propio mapa mental que te ayuda a entender tus elecciones y estilo de vida. 

El desarrollo del autoconocimiento está ligado a las relaciones familiares que tuviste durante la infancia y la adolescencia. Si creciste en un entorno donde tus padres o cuidadores te preguntaban cómo estabas y qué pensabas, te escuchaban y validaban tus emociones, es probable que hayas desarrollado una base sólida para conocerte. En cambio, si tus emociones y pensamientos no eran valorados o si sentías que no te escuchaban o que no podías expresarte con libertad, puede que en la adultez te sea más difícil descubrir quién eres realmente y cómo te sientes.

Comunicación asertiva


La comunicación asertiva es una habilidad imprescindible para cultivar relaciones saludables. Es la capacidad de expresar tus pensamientos, sentimientos y necesidades de manera clara y respetuosa, sin agredir a los demás ni permitir que pasen por encima de ti. Es un equilibrio entre ser firme con lo que quieres decir y, al mismo tiempo, ser amable con los sentimientos de quienes te rodean. Te permite defender tus derechos y expresar tus opiniones sin miedo, a la vez que minimizas los malentendidos.

La comunicación asertiva no se desarrolla de un día para otro; está estrechamente relacionada con las relaciones familiares que tuviste durante la niñez. Si en tu entorno familiar te animaban a expresar tus ideas y emociones, es probable que hayas practicado más estos comportamientos y los hagas mejor en la adultez.

Por ejemplo, imagina que tus padres eran de preguntarte qué pensabas sobre una película o cuento y te escuchaban con atención. Esta es una forma simple y efectiva de ayudar a un niño a hablar y comunicar sus ideas de manera divertida. Al darle la oportunidad de hablar y ser escuchado, es más probable que de adulto pueda comunicarse con más asertividad.

Por el contrario, si el niño creció en una familia donde se promovía el silencio, no se hablaba durante la cena familiar o se le quitaba importancia a lo que tenía para decir, es posible que aprenda que sus opiniones y necesidades no importan y por lo tanto de grande las suprima o las exprese de manera inadecuada.

Manejo de emociones


La regulación emocional es la habilidad de controlar tus emociones de manera que puedas responder a las situaciones de forma equilibrada y adecuada. Implica reconocer tus emociones, entender por qué las sientes y decidir cómo expresarlas sin que te dominen. La regulación emocional te permite mantener la calma en momentos de estrés y evitar reacciones impulsivas.

Es una habilidad muy relacionada con tus relaciones familiares. Si creciste en un entorno donde te ayudaban a identificar, poner en palabras y expresar lo que sentías de forma saludable, es probable que hayas desarrollado una buena regulación emocional. 

Por otro lado, si en tu familia las emociones se reprimían o se expresaban de manera explosiva, podrías haber desarrollado una menor regulación emocional. Si presenciabas cómo tus padres se gritaban e insultaban, o si veías que mientras uno lloraba el otro lo ignoraba, es más probable que hayas aprendido estos comportamientos y los repitas durante la adultez. Recuerda que haces lo que conoces y lo que viste con anterioridad en algún lado. Las conductas no surgen de manera espontánea.

Las relaciones familiares no son determinantes


Es importante destacar que aunque el tipo de relaciones que hayas tenido durante la infancia y la adolescencia puede influir en cómo te comunicas y manejas en la adultez, no lo van a determinar por completo. No es que por haber tenido malas relaciones familiares o pocas oportunidades de expresarte vayas a ser necesariamente alguien sin habilidades socioemocionales. O si has desarrollado pobremente estas habilidades, tampoco significa que vaya a ser así para toda la vida. 

Las habilidades socioemocionales pueden aprenderse y mejorarse en cualquier momento, no importa tu edad. Esto se debe a tres cuestiones fundamentales:

En primer lugar, los seres humanos tenemos la capacidad de aprender y reaprender comportamientos. La plasticidad neuronal es una característica del cerebro que nos permite hacerlo. Eso no significa que sea fácil ni rápido. En la mayoría de los casos, aprender o reaprender algo requiere tiempo, práctica y cometer algún que otro error. Pero eventualmente se puede aprender la nueva conducta.

En segundo lugar, las personas no aprendemos sólo de nuestras relaciones familiares; también podemos nutrirnos de otros entornos, como la escuela, los clubes y centros comunitarios. Cada entorno brinda la oportunidad para aprender de personas nuevas, incluyendo diferentes modos de ser y comportarse. Esto permite ampliar el repertorio de comportamientos.

Por último y más importante, todas las personas tenemos libre albedrío, es decir, la capacidad de elegir. No importa qué tan difícil haya sido tu pasado y haya moldeado tus comportamientos, siempre tienes la oportunidad de elegir qué hacer. Teniendo en cuenta qué es lo quieres para tu vida y lo que quieres lograr, puedes elegir qué camino seguir. Muchas veces puede ser uno muy distinto al que te has acostumbrado.

¡Las relaciones familiares importan!


Las relaciones familiares desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de habilidades socioemocionales, influenciando cómo te relacionas con los demás y manejas tus emociones. 

Sin embargo, lo aprendido en la infancia no define tu futuro; siempre puedes aprender cosas nuevas. Aprovecha cada oportunidad para fortalecer tus habilidades socioemocionales y aprender sobre ti. Con esfuerzo y práctica, puedes superar patrones pasados y encaminarte a la vida que deseas.

¡Comienza hoy mismo a invertir en tu bienestar emocional y observa lo que sucede a tu alrededor!

Bibliografía

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