La depresión es una condición médica compleja que se caracteriza por sentimientos intensos de tristeza, inutilidad, desesperanza, impotencia, pesimismo y culpa. Puede afectar todos los aspectos de la vida, incluyendo las relaciones personales, la motivación, el rendimiento y la salud física.
A nivel mundial, se estima que cerca del 5% de los adultos padecen depresión. Sin embargo, si tomamos solamente la población de América Latina, la cifra es aún mayor. Un estudio publicado en la revista médica The Lancet encontró que en esta región la depresión alcanza al 12% de los adultos. Los motivos de esta diferencia no están claros. Se especula con brechas socioeconómicas, educación y tasas de desempleo, pero todavía hay mucho que investigar al respecto.
Sin embargo, lo que sí está claro son los signos y síntomas de la depresión. Más allá del país o la región, existen señales similares que pueden observarse en las personas que están atravesando este cuadro. En este artículo las exploraremos en detalle.
Distinguiendo la depresión de la tristeza
Hoy en día, la palabra “depresión” se usa de manera bastante descontrolada. A diario escuchamos personas decir que “se sienten deprimidas” solo porque tuvieron una mala semana. También están las que se la pasan diagnosticando a sus amigos y familiares con frases como “Te veo un poco triste, ¿no estarás con depresión?”.
Para entender la depresión, hay que hacer una distinción importante: no es lo mismo que la tristeza. Son experiencias muy distintas.
La tristeza es una emoción básica y una parte natural de la vida. Todos nos sentimos tristes de vez en cuando, como una sufrimos una pérdida o una decepción amorosa, pero con el tiempo, esa emoción se supera y se termina.
La función de la tristeza es introspectiva: hace que miremos hacia adentro, para encontrar un nuevo significado o alguna forma de adaptación a una nueva realidad. Luego se desvanece y podemos seguir adelante.
La depresión, en cambio, es mucho más que estar triste. Es un trastorno de salud mental que altera el pensar, el sentir y el actuar. También puede afectar la salud física, la concentración y la motivación.
A diferencia de la tristeza, que suele mejorar con una conversación con un ser querido, una salida al parque o con algo de tiempo, la depresión no se va tan fácilmente; requiere atención especializada.
Es importante aprender a distinguir la depresión de la tristeza y dejar de usarlas como si fueran intercambiables. Ambas son válidas y merecen reconocimiento, pero no tienen el mismo alcance.
Principales signos y síntomas de la depresión
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta la mente, el cuerpo y los comportamientos. Su principal característica es el estado de ánimo bajo, lo que a su vez puede afectar la salud física y mental de varias maneras.
Una de las claves de la depresión es la duración de los síntomas: deben estar presentes la mayor parte del día, todos los días, durante al menos dos semanas consecutivas.
Conozcamos los principales signos y síntomas de la depresión, trazados con precisión en la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5, por sus siglas en inglés):
1) Estado de ánimo deprimido
El estado de ánimo deprimido es una sensación constante de tristeza o vacío que se extiende durante gran parte del día, incluso cuando no hay motivos reales para estar triste. Quienes lo experimentan suelen describir una falta de esperanza generalizada, como si nada en el mundo tuviera sentido o valiera la pena. También les hace sentirse desconectados de los demás y de todo, como si nada fuera importante o digno de involucrarse.
El estado de ánimo deprimido afecta también la percepción, haciendo que todo se tiña de gris. No es ningún secreto que cuando alguien está triste lo ve todo de manera más negativa. Ahora bien, cuando está deprimido, todo se vuelve más oscuro y angustioso de manera indefinida. Las cosas que se ven y que pasan alrededor parecen terribles y que nunca van a mejorar.
2) Pérdida de interés o placer en la mayoría de las actividades
La pérdida de interés o placer en las actividades, conocida clínicamente como anhedonia, es la incapacidad de disfrutar de cosas que antes resultaban gratificantes. Quienes la experimentan pueden dejar de sentir dicha o satisfacción por pasatiempos, actividades recreativas, trabajo, estudio o relaciones afectivas. El deseo sexual también se ve afectado.
Actividades como salir con amigos, pasar tiempo en familia, ver una película o practicar deportes, que antes eran fuente de alegría y placer, se vuelven aburridas, tediosas y sin importancia. La persona puede sentir que nada le entusiasma y que el esfuerzo por participar en estas actividades es tanto que no vale la pena.
3) Cambios en el apetito y el peso
Los cambios en el apetito y el peso durante la depresión pueden aparecer de diferentes formas. Algunas personas experimentan una pérdida de apetito, lo que las lleva a bajar de peso de manera notoria, mientras que otras pueden sentir un aumento en el deseo de comer, sobre todo alimentos calóricos y poco saludables, lo que las conduce a un aumento de peso.
Estos cambios no están relacionados con dietas o esfuerzos intencionados para cambiar la imagen corporal, sino que ocurren como consecuencia del estado de ánimo bajo. Comer puede volverse una forma de escape del mundo o, por el contrario, perder todo atractivo y volverse un despropósito.
4) Problemas de sueño
Los problemas de sueño en la depresión pueden inclinarse para el lado del insomnio o de la hipersomnia. El insomnio consiste en dificultad para conciliar el sueño, despertarse a mitad de la noche o levantarse demasiado temprano, lo que resulta en un mal descanso.
La hipersomnia, en cambio, implica dormir en exceso, muchas más de las siete u ocho horas recomendadas por día, y aún así sentir una aplastante fatiga durante el día.
Ambos problemas no se explican por cambios en la rutina (como cambiar el horario de trabajo) o a causas externas obvias (como ruidos de la calle), sino que son consecuencia del malestar emocional.
5) Cambios psicomotores
Los cambios psicomotores se refieren a alteraciones en la forma de moverse, comportarse y hablar. Pueden tratarse de cambios que enlentecen, haciendo que la persona camine, hable o haga tareas sencillas a un ritmo más lento del habitual. Cada movimiento le supone un gran esfuerzo.
Estos cambios también pueden afectar de manera opuesta: pueden hacerle sentir una gran inquietud e irritabilidad, que se mueva sin parar, tiemble o no pueda quedarse quieta. En ocasiones, la depresión viene acompañada de problemas de ansiedad.
Los cambios psicomotores no son voluntarios, simplemente son una forma del cuerpo de responder al malestar emocional. Estos cambios pueden hacer que alguien parezca más apagado o, por el contrario, muy tenso y nervioso.
6) Cansancio, fatiga y falta de energía
El cansancio, la fatiga y la falta de energía en la depresión se sienten como una demoledora falta de fuerza, incluso después de haber descansado lo suficiente. Las tareas diarias, incluso las más simples y que antes se hacían con facilidad, ahora requieren esfuerzos astronómicos. Tareas cotidianas como levantarse, prepararse un café, tomar un baño o hasta hablar por teléfono pueden parecer imposibles de hacer.
Las personas pueden sentirse exhaustas todo el tiempo, sin importar cuánto duerman o descansen. Este agotamiento no es solo físico, sino también mental, afectando la concentración, motivación, productividad y desempeño diario.
7) Sentimientos de inutilidad o culpa
Los sentimientos de culpa e inutilidad hacen que una persona se sienta inadecuada, insuficiente o no merecedora de cosas buenas. Provienen de pensamientos extremadamente negativos y derrotistas, como "Soy un fracaso" o "Mis amigos estarían mejor sin mí". Estos pensamientos pueden surgir incluso por cosas pequeñas o sin una razón evidente.
En ocasiones, las personas pueden sentirse culpables por no sentirse felices o por no poder disfrutar de su vida, algo que también las hace sentirse como una carga para los demás.
8) Dificultad para pensar, concentrarse y tomar decisiones
La dificultad para pensar, concentrarse y tomar decisiones hace que incluso las tareas más simples resulten confusas. Produce una suerte de bloqueo mental que hace que una persona se sienta dispersa, dificultando su capacidad para prestar atención en una conversación, leer un texto breve o completar tareas diarias. Algo tan sencillo como decidir qué comer o qué ropa ponerse puede parecer una decisión enorme.
Lógicamente, esta falta de claridad mental puede afectar la capacidad para trabajar, estudiar o realizar actividades que antes se hacían sin problemas.
9) Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio
Los pensamientos recurrentes de muerte o suicidio son ideas frecuentes sobre morir o desear no estar vivo. Pueden aparecer de varias formas: desde pensamientos vagos como "Sería mejor no estar aquí" hasta planear activamente cómo quitarse la vida. Estos pensamientos no siempre surgen por una razón externa, como puede ser un divorcio o un despido, sino que son impulsados por el profundo vacío y oscuridad que se sienten en el interior.
La persona puede sentirse atrapada, sin salida, y llegar a creer que su sufrimiento no tiene solución, concluyendo que la única forma de acabar con él es quitándose la vida. Si este tipo de pensamiento se hace presente, es fundamental buscar ayuda de inmediato. Muchos casos de depresión terminan en suicidio.
Diagnosticar la depresión es imprescindible para curarla
Una de las claves para tratar la depresión es recibir un diagnóstico adecuado. Este es realizado por un profesional de la salud mental, como puede ser un psicólogo o un médico psiquiatra. Una vez hecha una evaluación exhaustiva del caso —y descartados otros problemas de salud— el profesional diagnostica la depresión y recomienda un tratamiento.
Existen muchos tratamientos para la depresión, desde cambios en el estilo de vida hasta medicación. Dependiendo de la gravedad del cuadro, podrá recomendar uno u otro o una combinación de varios. Además, va a realizar un seguimiento del caso para evaluar mejoras y, si es necesario, modificar o ajustar algo.
La depresión es un problema serio. No te autodiagnostiques siguiendo blogs de internet o por lo que escuchaste de un amigo o conocido. Si sospechas que tienes depresión, no dudes en consultar con un profesional de la salud mental para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados.
Hablar de la depresión salva vidas
La depresión afecta a millones de personas, y muchas veces de manera silenciosa. Muchas veces, sus signos se confunden con tristeza, rasgos de personalidad o algo “sin importancia”, lo que hace que no se la tome en serio y pase desapercibida. No dejes que eso te suceda a ti o a tus seres queridos. Una consulta con un profesional de la salud mental puede despejar dudas rápido y prevenir problemas mayores.
En VIVA, tenemos cursos específicos sobre depresión. A través de audios cortos y sencillos, puedes aprender sobre distintos aspectos de este trastorno del estado de ánimo, incluyendo tratamientos y estrategias prácticas para empezar a abordarlo.
Sentirte mejor está al alcance de tu mano.